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Si no mejora la situación de mercado, los apicultores europeos que sacan una parte significativa de su renta de esta actividad ya no podrán continuar ejerciendo la profesión

En 2018, la producción de miel en la UE representó 283.000 toneladas. Ahora bien, la UE no es autosuficiente e importa aproximadamente el 40% de su miel de terceros países. El mercado europeo de la miel se divide en diferentes categorías de países.

Comprende los países que exportan principalmente su producción a los otros Estados miembros (Hungría, Bulgaria y Rumanía). El mercado europeo también incluye a los países que no exportan su producción, sino que importan miel procedente de otros Estados miembros o de terceros países, la envasan y la reexportan a otros Estados miembros (Alemania, Bélgica). Asimismo, comprende los países que no sólo exportan su producción, sino que también envasan y reexportan la miel que han importado (España, Portugal y Polonia).

Esta complejidad crea una volatilidad extrema en el mercado de la miel debido al elevado grado de especulación. En los últimos diez años se observa una recuperación de las compras de miel en el comercio intracomunitario en cuanto los precios de la miel a granel bajen en un país. Esta volatilidad extrema perjudica gravemente a los apicultores europeos.

En 2019, la producción de miel ha disminuido en los principales países productores y exportadores de las regiones de Europa meridional y oriental, debido a una mielada de primavera y de verano muy reducida o inexistente a consecuencia de malas condiciones climáticas. Sin embargo, esta disminución de la producción no se ha visto acompañada de un alza de los precios. El funcionamiento habitual del mercado – en que los precios se determinan como la relación entre la oferta (a la baja) y la demanda (más o menos estable o incluso creciente) – ya no existe. Además, se constata que las compras que antes se realizaban directamente después de las mieladas, ahora se producen cada vez más tarde (2 a 3 meses después de las mieladas). Esto se repercute en la situación financiera de los apicultores (escasez de liquidez), y les obliga a reducir sus precios de venta a pesar de su baja productividad. Por ejemplo, en España, se nota desde julio de 2017 una disminución del precio de la miel de todas las flores vendida a granel, que cayó hasta 2,59€/kg en marzo de 2019. En octubre de 2019, el precio pagado a los apicultores húngaros para la miel de todas las flores vendida a granel descendió a 1,60€/ kg. En el caso de los apicultores rumanos, el precio bajó a 1,47€/kg. En Lituania, los precios de la miel vendida a granel se situaron entre 1,80 y 2,00€/kg en abril de 2019. En Dinamarca, el precio de la miel vendida a granel fue de 2,00€/kg en septiembre de 2019. En Italia, se observa igualmente una tendencia a la baja de los precios pagados a los apicultores.

El precio de las mieles de los principales países de importación es cada vez más bajo. Desde 2013, la UE importa por término medio 80.000 toneladas anuales de miel china, cuyo precio varía entre 1,30€/kg y 1,64€/ kg; en 2019, los precios registraron una nueva caída para alcanzar 1,24€/kg. Desde 2012, la UE importa de Ucrania entre 20. 000 y 50.000 toneladas de miel anuales cuyo precio varía entre 1,69€/kg y 2,16€/kg. Durante los últimos 3 años, la UE ha importado anualmente como media 25.000 toneladas de miel argentina a un precio inferior a 2,35€/kg. Desde 2013, la UE importa de México como media 22.000 toneladas anuales de miel cuyo precio varía entre 2,53€/kg y 3,24€/kg.

Los costos de producción medios en la UE se sitúan en 3,90€/kg1 y son muy superiores a los costos de producción de las mieles de importación. Además, si se tiene en cuenta la diferencia entre el precio de la miel multiflora vendida a granel y la media de los costos de producción (fijos y variables), vemos que hay un margen negativo en 12 países (Eslovenia, Finlandia, Alemania, Portugal, Bélgica, Países Bajos, Grecia, Rumanía, Luxemburgo, Francia, Polonia y Hungría) y un margen muy débil, o incluso cero, en otros países como, por ejemplo, Eslovaquia, Hungría y España.

En lo referente a la cadena de comercialización, una vez que el apicultor haya cosechado la miel, el producto puede cambiar de propietario hasta tres veces antes de que lo compre el consumidor, pasando por los envasadores y los exportadores a granel. Aunque la venta directa se está desarrollando en varios Estados miembros, muchos apicultores dependen de la venta a granel para su miel. En la mayoría de los Estados miembros, los apicultores sólo tienen acceso a unos pocos compradores y a veces sólo a un único comprador para su miel, lo cual provoca un desequilibrio en términos de poder de negociación de los precios. Además, el valor añadido de la miel se traslada del productor a los otros eslabones de la cadena.

La apicultura europea también se enfrenta a una competencia cada vez más feroz de las importaciones de miel de terceros países que amenaza su viabilidad económica y provoca una pérdida de la capacidad de producción de los apicultores europeos y el abandono de la profesión