Residuos de plaguicidas en la cera (Parte I)

La cera de abejas es una materia grasa que retiene los productos orgánicos como los plaguicidas de uso agrario. Antes de la aparición de la varroosis, la problemática de los residuos de plaguicidas en la cera producida y reutilizada por los apicultores quedaba restringida a los productos fitosanitarios que las abejas que pecoreaban en los cultivos introducían en la colmena. A partir de 1986, con la aparición de la varroosis en España y la instauración de los tratamientos acaricidas periódicos, la cera comenzó a captar también estos productos y actualmente son los contaminantes más frecuentes y abundantes y, junto con los fitosanitarios, forman un cóctel químico con el que las abejas conviven, que además de tener efectos tóxicos sobre los individuos adultos y las larvas, repercute negativamente en la imagen de los productos apícolas.

La cera de los panales actúa como sumidero de los contaminantes orgánicos que llegan a la colmena.

La cera mayoritariamente utilizada para fabricar las láminas procede del reciclado de panales viejos, porque la cera de opérculo o sello, al ser más pura y limpia, tiene un alto valor comercial para las industrias cosmética y farmacéutica y se suele exportar a precios muy por encima de lo que pagan los apicultores por las láminas estampadas. Los panales suelen permanecer en la colmena unos 4-6 años, tiempo suficiente para que se acumulen los contaminantes que se tratan en este trabajo.

ESTADO ACTUAL DE LA PRESENCIA DE RESIDUOS DE PLAGUICIDAS EN LA CERA

Para abordar este apartado, vamos a fijarnos en los resultados de diferentes estudios analíticos realizados en diversos países que nos pueden ofrecer una idea sobre la presencia de residuos de plaguicidas en la cera apícola a nivel mundial. Las muestras de cera analizadas pueden ser de panales extraídos de las colmenas o, preferentemente de muestras de láminas estampadas comerciales.

USA 2019 / (Ostiguy et al., 2019) Se analizaron 142 muestras de panales. Se detectaron 4 acaricidas usados contra la varroosis: Amitraz, Cumafos, Fenpiroximato y Fluvalinato. También se detectaron 42 fitosanitarios diferentes: 17 insecticidas, 13 fungicidas y 12 herbicidas.

BELGICA 2020 / (El Agrebi et al., 2020) Se analizaron 89 muestras de panales. Se detectaron 5 acaricidas usados contra la varroosis: Amitraz, Bromopropilato, Clorfenvinfos, Cumafos, y Fluvalinato. También se detectaron 37 fitosanitarios diferentes: 20 insecticidas, 15 fungicidas y 2 herbicidas

SUIZA 2022 / (Marti et al., 2022) Se analizaron 9 muestras de láminas comerciales. Se detectaron 7 acaricidas usados contra la varroosis: Amitraz, Bromopropilato, Clorfenvinfos, Cumafos, Fenpiroximato, Flumetrina y Fluvalinato. También se detectaron 5 fitosanitarios: 4 insecticidas y 1 fungicida. También se detectó DEET, un repelente de insectos.

ESPAÑA 2015, 2022 / (Calatayud-Vernich y col., 2017; COAG, datos no publicados, 2022) Se analizaron 11 muestras de láminas comerciales en 2015 y 13 muestras en 2022. Se detectaron 6 acaricidas usados contra la varroosis: Acrinatrina, amitraz, clorfenvinfos, cumafos, flumetrina y taufluvalinato. También se detectaron 17 fitosanitarios: 14 insecticidas y 3 fungicidas. Además, se detectó un producto usado para preservar la madera (PCP) y un repelente de insectos (DEET).

En todos los casos se cumple un patrón similar, en la cera se detectan acaricidas usados contra la varroosis y plaguicidas de uso agrario, siendo los primeros más frecuentes y presentando una mayor concentración.

En cuanto a las materias activas usadas contra la varroosis, hay tres que se repiten en todos los casos, el amitraz, el cumafos y el fluvalinato, lo que es un fiel reflejo de su amplio uso por parte de los apicultores de todo el mundo.

EVOLUCION DE LA PRESENCIA DE ACARICIDAS CONTRA LA VARROSIS EN ESPAÑA DESDE 2005

Con los datos de varios trabajos realizados en España desde 2005 y reseñados en el apartado de bibliografía, hemos reconstruido la evolución de la presencia de residuos de los acaricidas usados contra la varroosis en las Gráficas 1 y 2. Los resultados expuestos provienen del análisis de muestras de láminas comerciales a excepción de algunas muestras de panales de 2010. El análisis de las muestras de 2015 se realizó en el laboratorio SAMA-UV de la Facultad de Farmacia de la Universitat de València y las muestras de 2022 se analizaron en las instalaciones de la empresa alemana Intertek.

El fluvalinato (tau-fluvalinato) es una de las materias activas más usadas contra varroa a escala mundial. En España comenzó a usarse poco después de la aparición de la varroosis, a partir de 1987. En Estados Unidos, el primer acaricida autorizado después de la aparición de varroa en 1987 fueron tiras de contrachapado impregnadas con una solución de fluvalinato. No tenemos datos analíticos de los años 90, pero teniendo en cuenta la afinidad y la persistencia de este acaricida en la cera, es de esperar que aumentara su concentración a lo largo de la década.

GRAFICA 1. Evolución de la presencia de los residuos de fluvalinato, cumafos y clorfenvinfos en la cera española desde 2005.

A partir de 1995 comenzó a generalizarse la resistencia del ácaro varroa al fluvalinato, al igual que en otros países europeos y, como consecuencia, disminuyó la frecuencia de su uso. No obstante, y a pesar de la recomendación de prescindir de este acaricida durante algunos años para favorecer la reversión de las resistencias, los apicultores siguieron usándolo, de forma no autorizada o mediante el producto registrado Apistan®. Como vemos en la Gráfica 1, en 2005 la concentración media del fluvalinato en la cera era de unos 2000 µg/kg y, presumiblemente, habría llegado a ser superior en años previos. Posteriormente, la concentración va decayendo hasta un valor de 527 ng/g en 2022. Su uso de forma no autorizada y la persistencia de los residuos en la cera han mantenido la presión de selección sobre los ácaros varroa y, por ello, la eficacia de este acaricida no ha recuperado los niveles anteriores a 1995. Algunos países europeos recomiendan no superar el umbral de 1000 µg/kg (1 mg/kg) en la cera para prevenir la contaminación de los productos apícolas.

El cumafos, que también aparece en la Gráfica 1, es un acaricida organofosforado contra varroa que comienza a usarse en España a partir de 2008, con la comercialización del producto Checkmite®, por tanto, los niveles que aparecen en 2005 deben tener su origen en tratamientos previos no autorizados con esta materia activa. No obstante, en 2010 la frecuencia de muestras positivas en España todavía estaba por debajo del 4% y la concentración media fue sólo de 68 µg/kg. Sin embargo, en 2015, la frecuencia ya era del 100% y la concentración media fue de 9485 µg/kg, a consecuencia de su uso muy generalizado y su elevada afinidad por la cera. Este valor, que equivale a 9,5 partes por millón, supera con creces el límite máximo de 1 parte por millón que se han marcado en algunos países para prevenir la contaminación de la miel y otros productos apícolas. Concentraciones de cumafos comparables se han dado también en otros países donde se ha comercializado el Checkmite®. A partir de 2014 se generalizan los problemas de pérdida de eficacia de este producto contra varroa, un indicador muy fiable de la aparición de fenómenos de resistencia de varroa al cumafos. Como ha ocurrido con otras materias activas que muestran una elevada persistencia en la cera, unos 5-6 años después de un uso intensivo suelen manifestarse los problemas de resistencia. El efecto inmediato fue una disminución drástica de su uso y esto tuvo su reflejo en la presencia de residuos en la cera, que en 2017 se redujo casi a la mitad y en 2022 a una sexta parte de la concentración media detectada en 2015. Esta disminución rebasó las predicciones en este sentido, que hablan de una reducción de la concentración media de residuos de un 50% a los 5 años de suspender el uso del acaricida.

El clorfenvinfos es un acaricida no autorizado para la varroosis que, sin embargo, se ha usado con relativa frecuencia desde mediados de los años 90, con la aparición de resistencias de varroa al fluvalinato. Desde 2005, la concentración media de esta materia activa en la cera sigue un patrón similar al del fluvalinato. Previsiblemente, su concentración previa fue mayor que los 2500 µg/kg detectados en 2005. Posteriormente se mantiene ligeramente por encima de los 1000 ng/g hasta bajar a los 267 µg/kg en 2022, aunque la frecuencia de detección sigue siendo cercana al 100%. La presencia de este acaricida en la cera laminada es un peligro que acecha desde hace años a los productos apícolas, porque además de ser un organofosforado, siempre se ha usado de forma no autorizada en apicultura y actualmente es una materia activa prohibida en la Unión Europea (Tabla 2). A pesar de esto, también se ha detectado en la cera de Italia, Suiza y Bélgica.

En la Gráfica 2 se muestra la evolución de las otras dos materias activas más frecuentes en la cera española, el amitraz y la acrinatrina.

GRAFICA 2. Evolución de la presencia de los residuos de amitraz y acrinatrina en la cera española desde 2005.

El amitraz es una materia muy inestable y suele detectarse en la cera como la suma de sus productos de degradación (DMF, DMPF y DMA). Se ha utilizado por sus efectos acaricidas desde la aparición de la varroosis en España, al igual que el fluvalinato. Desde entonces, el amitraz se ha utilizado mediante productos autorizados (Apivar®, Apitraz® y Amicel®) o a través de tratamientos no autorizados. Pero a diferencia del resto, el amitraz desaparece en la cera en 24 horas y su producto de degradación principal, el DMF, puede ser lavado con mayor facilidad durante el procesado y laminado de la cera por ser más hidrófilo. Como vemos en la Gráfica 2, la concentración del amitraz en la cera no ha superado los 200 µ/kg en los últimos 10 años, con mínimos en 2010 y 2015 de 14 y 41 µ/kg respectivamente. A pesar su evolución en la cera, el amitraz ha pasado a ser desde 2015 el acaricida de uso más frecuente en nuestro país, como prueban las múltiples y recientes alertas de residuos en miel por rebasar el LMR establecido en la Unión Europea de 200 µ/kg (Tabla 2).

La acrinatrina es un piretroide de acción acaricida que no está autorizado en apicultura. De uso relativamente reciente, su frecuencia en 2010 era sólo del 7%, mientras que en 2015 había subido hasta el 82%, como respuesta a la generalización de las resistencias al cumafos en 2013-14. Las concentraciones registradas también se han incrementado hasta llegar a un máximo de 1017 µ/kg en 2017. En los últimos años se ha reducido significativamente su presencia en la cera hasta el valor de 165 µ/kg en 2022. El mayor peligro de esta molécula en la cera viene dado por su elevada toxicidad para las abejas, como veremos más adelante.

Autores: Fernando Calatayud/Tortosa Enrique Simó Zaragoza/Servicios Técnicos de apiADS