Con permiso para matar

Comienza una nueva temporada apícola y a las complejas situaciones habituales como son: haber superado el invierno en buenas condiciones, conseguir campos donde ubicar las colmenas, sortear las situaciones climáticas, hay que agregarle los trastornos, perjuicios y grandes pérdidas que sufren como consecuencia de las fumigaciones que se efectúan a lo largo y ancho del país.
“Me acaban de informar que una empresa de fumigaciones de Pringles quiere empezar a fumigar, en forma aérea todo el Cuartel 4, contra la tucura. Para la operación utilizarían CLAP, que es fipronil, ni más ni menos. Quieren empezar el martes, hoy es sábado. ¿Cómo hacemos para mover todas las colmenas? Están en segunda y en su pleno desarrollo. Es como que avisan con poco tiempo y esta droga es letal, tiene un poder residual de 30 días. A ver si se puede hacer algo…” este fue el pedido de ayuda enviado por un apicultor que tiene sus colmenas en el lugar.
A raíz de esto, el día miércoles por la mañana se llevó a cabo una reunión vía zoom con algunas autoridades locales y regionales, Lucas Martínez (SADA), y apicultores de la zona invitados.
Según testimonios recogidos por este medio no hay grandes novedades “fue una reunión más, la historia conocida de siempre. Lamentablemente todo lo que hacen los productores agropecuarios es legal y parece ser que la única obligación que tienen es avisarle al apicultor para que corra las colmenas. Ellos están en todo su derecho, la Ley está mal hecha, pero pueden matar sin piedad”, manifestó uno de los participantes.
Las complicaciones surgen porque en el partido hay unas 11 mil colmenas, pero 7.000 corresponden a apicultores de otro partido y eso dificulta aún más las acciones. No es fácil conseguir campos para reubicarlas y que estén exentos de estas situaciones.
CLAP, es un insecticida que corresponde a un nuevo grupo químico, el de los fenil pirazoles. Actúa por contacto e ingestión, afectando el sistema nervioso central de los insectos.
La solución propuesta por el presidente de SADA, es realizar la fumigación cambiando el producto por uno de contacto, y así poder tener más posibilidades los apicultores y los insectos.
El Programa de la Costa, establecería que el insecticida citado sólo se podría aplicar en mochila, o sea, ni aplicación terrestre ni aérea, pero en el marbete no dice nada al respecto.
Vilma Cabrera, a cargo del monitoreo de la langosta explicó con un mapa el trabajo que están llevando a cabo y expresó que no se puede prohibir el fipronil de un día para otro.
Al respecto Lucas Martínez informó que SADA lleva años solicitándolo e incluso que en otras ocasiones la respuesta fue que no “lo sacaban porque no tenían otro producto para reemplazarlo”.
En el día de hoy se llevaría a cargo otra reunión con quienes tienen a cargo el Programa de la Costa.