Producción de apitoxina en nuestro país
La apitoxina es el veneno secretado por las obreras de varias especies de abejas, que lo emplean como medio de defensa contra predadores y para el combate entre abejas. En las especies venenosas, el ovipositor de las obreras se ha modificado para transformarse en un aguijón barbado.
La apitoxina no es una sustancia simple, sino una mezcla relativamente compleja. Aunque los efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto, en realidad el ácido fórmico apenas está presente, y sólo procede de una de las dos glándulas implicadas en la secreción del veneno.
Dada la importancia que la apitoxina tiene para usos médicos se dispone para el proceso de obtención de la materia prima de equipos electrónicos construidos especialmente para obtenerla.
Al respecto Carlos Lorenzola, quien se dedica a la extracción del producto desde hace doce años destacó a nuestro medio “en nuestro país prácticamente no tiene mercado interno. Se comercializa generalmente con algunos médicos que los utilizan en sus tratamientos”, y añadió “en nuestro caso particular lo utilizamos como materia prima para la producción de cosméticos. Autoproducimos y luego lo colocamos en el mercado”.
En cuanto al mercado externo, recién está en proceso de desarrollo y China es quien domina el tema con un producto mucho más barato pero por supuesto de inferior calidad.
Proceso de extracción
Uno de los métodos más populares para la extracción del veneno se lleva a cabo mediante impulsos eléctricos a los que las abejas reaccionan. Se coloca una trampa que está conectada a una fuente alimentadora de tensión. El estimulador es el aparato encargado de proporcionar la corriente a las trampas y puede servir entre 20 y 40 colmenas. La trampa se puede colocar en el piso de la colmena o en el techo. Sobre ella se coloca vidrio, y por arriba van alambres de bronce por donde llegan los impulsos eléctricos. Las abejas al ingresar inmediatamente se orientan a la trampa por la entrada de luz. La fuente se conecta y las abejas que pisan allí reciben impulsos eléctricos que las estimulan y clavan el aguijón sobre el vidrio. Este proceso se sigue hasta que las abejas abandonan la trampa. Así, el veneno, que es líquido, queda depositado y se deja secar. Luego se retiran los vidrios, que deben ser colocados inmediatamente en un lugar seco y con protección del sol, preferentemente en una caja y los vidrios separados entre sí. Para hacer la extracción del veneno hay que usar protección: túnica, guantes, máscara y lentes protectores ya que es muy volátil e irritante. Los vidrios son raspados con un elemento filoso (hoja de afeitar o espátula) y el polvo que se obtiene se pesa y se almacena en botellas de vidrio color caramelo en la heladera por un tiempo máximo de 3 años.
“Algunos usan parrillas en la piquera que nosotros no compartimos, porque se ven afectados por todas las condiciones externas, que no es lo mismo que trabajar en el interior de la colmena donde hay mayor productividad”, y cerró “hay equipos en el mercado que no son eficientes, por lo cual el productor debe prestar atención a lo que compra, y además debe saber que para que sea rentable debe producir en cantidad”.
Cosecha
El período de cosecha se extiende desde Septiembre hasta Marzo, cuando las abejas están en pleno desarrollo y trabajando en la temporada de miel.
Un dato importante es que se necesitan aproximadamente unas setenta colmenas para producir un gramo de apitoxina, el cual se comercializa a valores que rondan entre los 80 y 100 dólares promedio, mientras que en otros países como Rusia se habla de 40 dólares el gramo.
Las colmenas deben ser fuertes y presentar excelentes condiciones sanitarias.
La apitoxina es el producto mas estable de la colmena, resiste altas temperaturas, si esta bien envasada casi no necesita cadena de frío, aunque por una cuestión protocolar los envíos se realizan con frío y luego se la conserva de manera refrigerada.

