Polen 1

El polen presenta un alto valor nutricional, así como la propiedad de complementar rápidamente las deficiencias nutricionales en los organismos de los animales.

Una buena nutrición de las abejas es importante tanto para su desarrollo como supervivencia.

Es importante conocer la composición química del polen apícola y con ello su calidad nutricional. El polen muestra una gran variedad en su composición, en especial en su contenido proteico. Esta variabilidad está relacionada con su origen geográfico y factores ambientales como las condiciones climáticas. También con actividades relacionadas con el apicultor, la abeja y la planta. Por ello algunos pólenes son de mejor calidad nutricional que otros. La diversidad de tipos polínicos en el polen apícola es esencial para el buen estado de salud de la colonia. El polen es la única fuente de nutrientes de las abejas. Una mayor variedad de polen permite cubrir de mejor modo las necesidades nutricionales de las abejas y estimular su sistema inmune frente a parásitos.

Una colonia de abejas melíferas es susceptible a la acción de diversos agentes patógenos, capaces de causar una enfermedad física en la abeja, como por ejemplo la presencia de bacterias, virus, parásitos, la exposición a plaguicidas o la carencia de algún componente nutricional, por lo que es importante una buena calidad nutricional. El polen recogido de las flores por las abejas les proporciona los nutrientes necesarios para el desarrollo de órganos y tejidos en abejas adultas, también de cuerpos grasos, glándulas hipofaríngeas y un crecimiento de los ovarios de las abejas recién nacidas. Además, la tasa de consumo de proteínas influye en la longevidad de la abeja adulta, la supervivencia y productividad de una colonia, así como también en la inmunidad, la tolerancia a los patógenos y la reducción de la sensibilidad a los pesticidas. Cada grano de polen encierra sustancias indispensables por lo que llega a ser un compuesto nutricional fundamental para el desarrollo de las larvas y de las abejas jóvenes, también para la actividad de las reinas.

El polen constituye el alimento nitrogenado distribuido directamente por las obreras a las larvas (a partir del tercer día después de su nacimiento). Las alimentadoras lo consumen en grandes cantidades con el fin de poder elaborar la jalea que producen con sus glándulas hipofaríngeas.

Para evaluar la calidad nutricional del polen se ha demostrado que el principal indicador de su calidad es el contenido en proteínas, ya que es el que más afecta al desarrollo de la abeja melífera.

Carencia de polen para la alimentación

Las colonias que enfrentan una baja calidad nutricional del polen o una limitada disponibilidad de un nutriente esencial como el polen en general, o un aminoácido esencial o vitamina en particular, tiene fatales consecuencias. Las obreras jóvenes no llegan, entonces a nutridoras. Su peso disminuye y su existencia se acorta, lo que da lugar a una disminución de la población de la colonia con el probable impacto en la salud de los individuos, provocando la aparición de enfermedades. También puede influir negativamente en la resistencia de las abejas a la intoxicación por pesticidas.

La nutrición de las abejas melíferas tiene muchas amenazas potenciales incluyendo la inanición, la reducción de la diversidad de dietas debido a los monocultivos y los pesticidas traídos a la colonia con los alimentos. Diferentes estudios plantean la importante cuestión de cómo la capacidad de la abeja para protegerse de los patógenos se ve obstaculizada cuando está desnutrida y cómo esta capacidad puede mejorarse con una nutrición adecuada.

Aunque no existen informes de que dietas preparadas perjudiquen a las abejas, se ha demostrado la inferioridad en la salud de las abejas o colonias alimentadas exclusivamente con dietas artificiales en comparación con las alimentadas con polen natural.

Por lo tanto, el estudio de la influencia del consumo de polen de abeja en su salud requiere tener en cuenta la calidad y la diversidad de sus dietas de polen.

Biodiversidad del polen apícola con relación a su valor nutritivo

La composición y calidad del polen apícola dependen fuertemente de la fuente de la planta y el origen geográfico, junto con otros factores como las condiciones climáticas, el tipo de suelo, las abejas y su raza, la edad de la planta, el momento en que se desarrolla el polen, el estado de nutrientes de la planta, los métodos de extracción del polen y las actividades del apicultor como su manipulación y almacenamiento.

La composición química del polen en cuanto a su contenido en aminoácidos y el contenido total de proteínas, varía significativamente según el origen floral, lo que sugiere que algunos son de mejor calidad nutricional que otros, además que es muy práctico para verificar el origen vegetal del polen.

Por lo tanto, la nutrición equilibrada es mejor apoyada por el cultivo de una diversidad de plantas, una mezcla natural de diferentes pólenes (poliflorales) y aquellas que siendo monoflorales tienen un elevado contenido de proteínas aumentan la supervivencia de las abejas debido al incremento en la actividad de diferentes enzimas.

Estas enzimas son: a) la glutatión S-transferasa (GST), importante en la detoxificación de compuestos endógenos y exógenos y pueden ser inducida en el intestino de insectos después de infección bacteriana o del parásito Nosema ceranae lo que sugiere un papel protector contra los patógenos de las abejas b) la fenil oxidasa (PO) que juega un papel importante en la inmunidad de insectos mediante la encapsulación de agentes patógenos por lo que se ve incrementada su actividad en el caso de aquellas abejas que ya han sido parasitadas por Nosema cerenae, lo que significa una mejora en la inmunidad y un aumento en la supervivencia; y c) la fosfatasa alcalina (ALP) que participan en muchos procesos metabólicos, y sufre un aumento de actividad cuando se trata de abejas sanas, transformándose en una mejora de la actividad metabólica de la abeja. Otras enzimas, como la vitelogenina o la transferrina, cuya actividad se vincula significativamente por las dietas, se expresan mayormente en aquellas abejas cuya dieta es polifloral.

La calidad de la dieta de polen (diferentes pólenes monoflorales) y la diversidad (dieta de polen polifloral) influyen sobre la fisiología de las abejas nodrizas jóvenes y en la tolerancia a la el parásito microsporidio Nosema ceranae. Los resultados del tipo de polen proporcionado a las abejas tuvo efectos significativos sobre la fisiología de la abeja, ya que abejas alimentadas con el polen más rico en proteína presentaron los acinos más desarrollados y el nivel de expresión más alto de la vitelogenina y transferrina al contrario de abejas alimentadas con una dieta de baja diversidad de polen y contenido en proteínas desarrollaron acinos (grupo de células especializadas en la secreción) más pequeños e irregulares de las glándulas hipofaríngeas. Esto confirma que el desarrollo de la glándula hipofaringea está relacionado con el nivel de proteínas en la dieta.

La calidad de polen influyó en la tolerancia de las abejas al parásito Nosema ceranae, aunque no se ve diferencia en la calidad nutricional para la supervivencia cuando las abejas no están parasitadas, la nutrición de polen aumenta la supervivencia de ambas abejas sanas y parasitadas.

Esto sugiere que la calidad de los nutrientes de polen podría no tener o tener consecuencias limitadas sobre la fisiología de las abejas cuando están sanos, pero podría afectar a su capacidad de tolerar un estrés externo como parásitos.

Las abejas son extremadamente sensibles a los pesticidas, debido a una deficiencia en el número de genes que codifican las enzimas de desintoxicación. Las abejas hibernadas, viejas y mal alimentadas son más vulnerables a los pesticidas que las jóvenes, ya que estas abejas tienen una disminución de la vitelogenina.

Composición del polen de abeja

En la composición del polen de abeja, hay alrededor de 250 sustancias. El grupo de sustancias químicas básicas se compone de proteínas, aminoácidos, lípidos, hidratos de carbono, fibras, minerales, sales, vitaminas, pero también hay cantidades de compuestos fenólicos, principalmente flavonoides. Una elevada concentración de azúcares reductores, aminoácidos esenciales y ácidos grasos insaturados / saturados, la presencia de Zn, Cu, Fe y una elevada relación K / Na hacen que el polen de la abeja sea muy importante para las dietas humanas, por lo que este producto también se utiliza como complemento alimenticio. El polen contiene 22,7% de proteínas en promedio, incluyendo el 10,4% de aminoácidos esenciales como metionina, lisina, treonina, histidina, leucina, isoleucina, valina, fenilalanina y triptófano.

Los carbohidratos digestibles se producen en el polen en la cantidad de 30,8% en promedio. Reduciendo azúcares, principalmente fructosa y glucosa, el contenido de azúcares es mayor en polen fresco que en polen seco.

Los pólenes más ricos proceden, entre otras plantas de: Brezos, castaño, amapola, árboles frutales, sauce y trébol, con una cantidad media para el álamo y baja para el diente de león. Además, el polen fresco es más activo que el conservado en el congelador.

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