Indicación Geográfica para Miel

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Después de seis largos años de iniciar el trámite, el Ministerio de Economía, Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca ha realizados en su sitio oficial la siguiente publicación:  

LA SECRETARÍA DE AGRICULTURA, GANADERÍA Y PESCA de la Nación, publica la solicitud administrativa de reconocimiento, que tramita por EX-2023-29852885- -APN-DGD#MAGYP para la Indicación Geográfica (IG) Miel de Azahar de Limón de Tucumán, con el propósito de promover, defender y proteger la actividad y el sistema de producción. Se la identifica sensorialmente como una miel clara, de aroma floral débil, sabor dulce que varía de débil a moderado, con un dejo de acidez al final. La región establecida para la IG comprende el área de citrus en Tucumán que está localizada a lo largo de la zona pedemontana.

Se distribuye en once departamentos: Burruyacú, Tafí Viejo, Famaillá, Monteros, Chicligasta, La Cocha, Lules, J. B. Alberdi, Cruz Alta, Rio Chico y Yerba Buena. En algunos de ellos también se sitúan salas de extracción y un galpón de acopio.

Se suman a esa zona delimitada otras salas de extracción localizadas en los departamentos de Graneros y Leales.

El área delimitada para la IG es una estrecha faja que se extiende desde Burruyacú en el extremo norte hasta La Cocha en el sur, con predominancia en el denominado pedemonte. Dicha delimitación está dada en función de las superficies cultivadas de limón.

Podrán acceder al reconocimiento todos los productores situados en el área definida para la IG que cumplen con el protocolo de calidad establecido.

De conformidad con lo determinado por el artículo 19 de la Ley N° 25.380 y su similar N° 25.966, toda persona humana o jurídica que justifique un interés legítimo y estimare que algunos de los requisitos establecidos por la norma no han sido debidamente cumplidos, podrá formular oposición al registro por escrito y en forma fundada ante la Autoridad de Aplicación dentro de los treinta (30) días siguientes a la presente publicación.”

Historia

Parece que finalmente, luego de 6 años, la solicitud se hará realidad. Vale la pena recordar que fue en marzo de 2017, que iniciaron el proceso para el reconocimiento y registro de la Identificación Geográfica de la Miel de azahar de limón tucumano. “El INTA junto con representantes del gobierno provincial de Tucumán, –con la dirección de Alimentos y de Ganadería–, del gobierno nacional –con el punto focal NOA del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca–, la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán, la Cooperativa Norte Grande, la Asociación Civil de Apicultores y el Clúster Apícola de la provincia, avanzan en el reconocimiento y registro de la Identificación Geográfica ‘Miel de azahar de limón de Tucumán”, expresaba el parte de prensa del INTA por aquel entonces.

El objetivo final de obtener este sello de IG, señaló Alejandro Álvarez (especialista en Agroindustria del INTA Famaillá –Tucumán), en aquella oportunidad, “es conseguir un producto de alto valor agregado, cuyo beneficio económico sea apropiado por los pequeños productores que trabajan asociados y no quede en otros eslabones de la cadena”.

Miel de limón

Tucumán aporta el 95 % de los limones del país, cultivados en una superficie de 40 mil hectáreas. Ubicada en el pedemonte tucumano, la zona de producción se ubica en una delgada franja que se extiende de norte a sur y se proyecta hacia el oeste. Allí, los suelos cargados de nutrientes y el clima subtropical sellan la ecuación perfecta para su cultivo.

Las condiciones naturales del territorio le otorgan a la miel de azahar de limón determinadas características físico químicas, sensoriales y biológicas específicas que resultan en una calidad diferenciada.
A partir de exhaustivos análisis determinó que la miel de azahar de limón posee flavonoides que le aportan una capacidad antioxidante, antimicrobiana y flebotónica –especialmente la hesperidina y hesperetina–, lo que le otorga el carácter de alimento funcional y saludable.
Además, se estableció que se trata de una miel muy clara, con un aroma floral débil y un dulzor entre débil y moderado, percibiéndose –en algunos casos– una ligera nota ácida. Cristaliza lentamente para formar cristales muy pequeños y, en ese estado, la textura bucal es suave y cremosa.