El Mal del Río gana terreno en Corrientes

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La problemática se está haciendo cada vez más frecuente y en consecuencia se busca formar a los apicultores para combatirlo.

En la zona sur de Corrientes la problemática del Mal del Río se está haciendo frecuente, y en consecuencia la médica veterinaria Natalia Messina del INTA Concordia, brindó charlas en Mocoretá y Monte Caseros para colaborar en la detección de esta afección y generar compromisos con los productores para alertar en los casos de aparición de esta patología.

«Podemos decir que desaparecieron varios miles de colmenas por el Mal del río, un síndrome que afecta a las colmenas ubicadas en las proximidades de cursos de agua, en particular el río Uruguay y más precisamente, en las provincias en Corrientes y Entre Ríos», dijo Mauricio Rabinovich, coordinador del Programa Nacional de Sanidad Apícola del SENASA.

En los últimos dos a tres años, los productores radicados en las costas de este río indican un incremento alarmante en la cantidad de colmenas afectadas por este síndrome. En colmenas que en principio funcionan normalmente, aseguran que los productores detectan primero mortandad de larvas, generalmente entre noviembre y febrero.
Las colmenas se observaron visiblemente despobladas, con escasa postura y ausencia de larvas en los nidos de cría, contaban con mucha miel y polen acumulado (reserva). Esta sintomatología se daba de una semana a la otra, con lo cual resultaba una gran sorpresa para el productor. La consecuencia de este despoblamiento y ausencia de ciclos de cría (de individuos) completos conlleva a la muerte de la colmena si no es retirada del sitio donde se encuentra. Los investigadores concluyen que lo que ocurre en la colmena es una intoxicación de las crías con mielatos, provenientes de excreciones de una chicharrita cuyo nombre científico es Epormenis cestri, que se alimenta de la savia de un árbol nativo, propio de ambientes ribereños conocido en nuestra zona como Sarandí colorado (Sebastiania schottiana).
El Mal del Río se atribuye a los mielatos que las abejas acopian como fuente de alimento.

En caso de observar sintomatología compatible con MDR, se deberá proceder a la toma de muestras para confirmar el diagnóstico de la afección.
Los sarandíes negro (Sebasttiana schottiana) producen una savia que contiene un principio tóxico y que constituye el alimento de la chicharra Epormenis cestri. Este insecto lo toma y elimina al medio una sustancia líquida y dulce que se denomina mielato, los cuales resultan muy atractivos para que las abejas los recolecten y utilicen como fuente de alimento. Cuando estas excreciones azucaradas caen sobre las hojas y tallos, son libadas por las abejas, quienes las llevan a la colmena. En el momento en que las nodrizas realizan su habitual tarea de alimentar a las crías, al utilizar estos mielatos como insumo, producen la intoxicación y muerte, que se observa con mayor incidencia en larvas de 1 día de vida, se estima que al momento de eclosión de los huevos.

La pérdida de larvas implica que las abejas adultas que van muriendo de forma natural no sean reemplazadas por nuevas generaciones, y en consecuencia, se produce un debilitamiento muy rápido de la población de la colmena, peligrando su supervivencia.

En el curso de esta patología, las abejas adultas no se ven afectadas y continúan colectando miel: los cuadros de la colmena se cargan de miel, pero se evidencia la falta de larvas en la cámara de cría. El despoblamiento de la colmena se vuelve evidente en poco tiempo.


La sintomatología que se observa en las colonias afectadas consiste en: muerte de larvas, disminución de la cría, de la población, sobrantes de polen y miel almacenada y finalmente muerte de la colmena.

¿Qué hacer cuando se lo detecta?

En caso de observar sintomatología compatible con MDR, se deberá proceder a la toma de muestras para confirmar el diagnóstico de la afección. Teniendo en cuenta que se trata de una intoxicación con mielatos; se deben colectar al menos 100 gr de miel proveniente de panales sin opercular, para de esta manera asegurarnos de que se trata de miel producida en el momento.
Al mismo tiempo, se recomienda proceder a la cosecha de todo el apiario afectado y posterior traslado a un lugar distante de la presencia tanto de Sarandíes colorados como de la chicharra Epormenis cestri. Una vez realizada la cosecha, se deberá proveer a los nidos de cría y población sobrevivientes de alimentación artificial, salvo aquellos que sean reubicados en sitios donde haya entrada natural de néctar y polen.
Cabe aclarar que el polen que se encuentra dentro de colmenas afectadas no representa ningún riesgo para las abejas ni para las crías, la sustancia tóxica se encuentra exclusivamente en los mielatos. La miel cosechada NO representa un peligro para el consumo humano, con lo cual podrá ser comercializada sin dificultades.