Control y factores de calidad de la cera de abejas

El organismo de las abejas fabrica la cera a partir de los componentes de la miel, con la ayuda de determinadas sustancias del polen, que actúan como activadores del proceso.
La cera de abejas es un producto obtenido de las colmenas, que se ha utilizado tradicionalmente: para fabricar velas, como recubrimiento impermeabilizante, como agente moldeable en joyería, tablillas de escritura, esculturas y similares; y como espesante y vehículo de administración de cosméticos y colores y de remedios grasos en la farmacopea tradicional, “ceratos”.
Antiguamente se creía que era de origen vegetal. Los griegos escribieron que las abejas la raspaban con sus mandíbulas de los pétalos de las flores y que recogían secreciones gomosas de algunos árboles y lo llevaban en las patas a las colmenas.
Producción de las abejas
La cera es un producto segregado por las
abejas de entre 12 y 30 días de edad, en forma de pequeñas escamas redondeadas,
en 4 pares de glándulas que tienen en la parte inferior de los 4 últimos
anillos del abdomen.
El organismo de las abejas fabrica la cera a partir de los componentes de la
miel, con la ayuda de determinadas sustancias del polen, que actúan como activadores
del proceso.
Las fases, de este proceso, simplificadas, son: las abejas comen miel, y en el
intestino se absorben las moléculas de los azúcares (de 6 carbonos). De allí
pasan al interior de su cuerpo, donde son transformados en fragmentos pequeños (de
2 carbonos). Luego, en las glándulas cereras, se recombinan de diferente manera
para formar por un lado los ácidos grasos y los hidrocarburos (de entre 14 y 41
carbonos), y por otro los ésteres y los alcoholes de la cera (de entre 28 y 54
carbonos). La mezcla de estos productos es lo que conocemos como cera de
abejas. La fabricación de cera a partir de la miel tiene un costo de entre 4 y
12 Kilos de miel por cada Kilo de panal construido por las abejas.
La otra parte es que para moldear la cera y hacer los panales se necesita una
temperatura de “moldeo”, unos 40 grados para conseguirla, las abejas se agrupan en cadenas y racimos en
las zonas de trabajo y “tiritan”, “queman miel”, transforman la miel en calor,
creando puntos de trabajo de la cera.
Cuando la temperatura externa es alta el “escalón térmico” hasta los 40 grados
de moldeo de la cera es pequeño, y las abejas la trabajan con facilidad.
Pero cuando la temperatura externa es baja se hace más difícil subir ese
“escalón térmico”, y la producción de cera tiene un costo energético (en miel)
más elevado.
De las glándulas abdominales de la abeja
sale la cera en escamas, que las abejas capturan con su tercer par de
patas y llevan a la boca.
Allí las moldean con las mandíbulas y pegan unas con otras, mediante un
disolvente que segregan en sus glándulas mandibulares, para construir las
paredes de las celdillas, que forman los panales (como hacemos nosotros con los
ladrillos para construir paredes y casas).
La construcción de las celdillas es simultánea en las dos caras del panal, y
tiende a imbricar las de una cara con las de la otra, siguiendo, en nuestras
abejas, generalmente un patrón “vertical”; el segundo en importancia es el
“horizontal”; el “inclinado” y el de “roseta” son los menos frecuentes.
La intervención del productor
En las explotaciones apícolas la cera de abejas es un producto que puede tener dos orígenes:
– De opérculos, del sello que cierra las celdillas de miel
– De panales, bien de renovación de panales, de sustitución de los ya viejos, o bien de bajas, de colmenas que han desaparecido por cualquier causa como frío, hambre o Varroa. Generalmente se almacena sin más y se vende a los industriales cereros para ser recuperado como láminas. A veces se hacen procesos de extracción y separación de la cera del resto de los componentes del panal: miel en la cera de opérculos, y camisas de la cría, miel y polen en la cera de panales.
Cera de opérculos
La cera de opérculos se presenta más o menos
melada a la salida de la extracción de miel.
Cuando está recién extraída se puede separar bien de la miel por
centrifugación, cuando pasa el tiempo parte de la miel cristaliza sobre la
superficie de los opérculos y la separación es más difícil.
En este caso puede separarse más o menos mediante la aplicación de calor; pero
se ha de procurar que no sea excesivo, para evitar la pérdida de aromas que la
harán menos atractiva para su uso posterior con las abejas.
A veces se lavan los opérculos con agua para arrastrar la miel, y el agua
melada obtenida se deja fermentar para hacer vino o vinagre de miel o se cuece
(hasta la reducción suficiente de volumen, con la consiguiente caramelización
de los azúcares) para hacer arrope; al arrope suelen añadirse trozos de
calabaza endurecida en cal.
La cera de opérculos es la más clara que hay en el mercado y la más apreciada
por el apicultor, ya que no tiene tanto deterioro como la de panal en su
conservación y procesado.
Cera de panal
Lo que llamamos panal de cera tiene una
composición compleja, que cuando se retira de la colmena puede ser alrededor
del 50 % de cera y el resto de impurezas (camisas, polen…)
El panal de cera puede deteriorarse con bastante facilidad, tanto en el
almacenamiento, como en los procesos de extracción y separación de la cera, se
han de tener en cuenta las condiciones de conservación de las características
propias del producto. Puede enmohecerse, enranciarse y puede ser atacado por
polillas, ratones, por eso para evitar estos problemas debe procesarse
rápidamente, o conservarse en lugar adecuado con, a lo sumo, fumigación con
vapores de azufre.
Algunos problemas con las láminas vienen de que, para conservar los panales y
evitar deterioros, se añaden sustancias contra la polilla (plaguicidas…) que
después actúan contra las abejas.
En el proceso de fundición, para recuperar la cera del panal, puede someterse a
temperaturas excesivas, que deterioren sus componentes, dando una cera menos
atractiva para las abejas.
Láminas de cera
Como se ha comentado la mayoría de la cera de
opérculo y de los cerones de panal se usan para hacer láminas, generalmente
mezclando los dos tipos.
Hay dos tipos de procesado a láminas, en el automático se funden los cerones
limpios y se deja caer un chorro de cera fundida sobre dos rodillos que llevan
los hexágonos de las celdillas impresos.
Los rodillos giran en direcciones contrarias, y están refrigerados por un
chorro de agua jabonosa, que favorece el desprendimiento de la cera después.
Se forma así un lienzo de cera estampada de grosor graduable (separando más o
menos los rodillos) y que es arrastrada hacia una mesa de corte, en la que se
colocan las cuchillas de manera que salgan láminas del tamaño prefijado.
Este mecanismo de fabricación da láminas más rígidas, que se rompen fácilmente
en frío.
En el procesado semiautomático la cera fundida forma primero un rodillo liso,
que después se pasa a la máquina impresora de los hexágonos y a la mesa de
corte.
Esta cera es más flexible que la anterior, aguantando golpes sin romperse
cuando hace frío.
En el proceso de fundición de la cera para hacer las láminas, o para la
preparación de los cerones, pueden añadirse a las ceras de abejas diversos
tipos de ceras artificiales (parafinas de alto punto de fusión, ceras
microcristalinas).
Identificación de la calidad
Conocer la calidad de una cera de abejas
requiere de unos análisis, unos más complicados que otros, que pueden darnos
información al respecto.
Un análisis sencillo es el del punto de fusión. La cera de abejas funde a 63 –
65º C, si no es así hemos de sospechar la mezcla con sustancias de punto de
fusión diferente.
Aunque hoy día este método ha perdido fiabilidad, ya que hay en el mercado
parafinas de punto de fusión semejante al de la cera, cuya mezcla no se
detectaría por este método.
Un análisis de índices de acidez o de peróxidos nos daría información de si esa
cera ha estado bien conservada o si se ha dejado enmohecer y oxidar en el
almacenado en panal.
La mezcla con otros productos (ceras microcristalinas o parafinas,
principalmente) puede ser averiguada porque en análisis de identificación de
componentes aparecen compuestos (hidrocarburos, ácidos grasos…) que no son
típicos de la cera de abejas.
El control de residuos, sobre todo de acaricidas utilizados contra varroa, pero
también de sustancias utilizadas por los apicultores para evitar ataques de
polilla, aún no se ha generalizado, excepto en las partidas destinadas a
cosmética o farmacia. Pero es sencillo, aunque caro, realizar análisis que
detecten estas sustancias.