Enemigos de las abejas

La colmena puede convertirse en un sitio totalmente apetecible para otros insectos y/o roedores lo que ocasiona un problema para el apicultor.
La
colonia de abejas puede representar para muchos animales un depósito de comidas
que puede ser saqueado cuando se dan las condiciones adecuadas, o en su defecto
un refugio que se puede utilizar cuando la situación lo amerite.
En otoño los roedores pueden penetrar en las colmenas destruyendo los panales,
pero también hay pájaros insectívoros que tienen dentro de su dieta diaria la
presencia de abejas. A continuación algunos de los enemigos de las abejas.
La esfinge de calavera (Acherontia atropos) es un lepidóptero provisto de un dibujo en el tórax en forma de calavera, que suele ingresar en las colmenas para alimentarse (su dieta alimenticia se basa en soluciones azucaradas o néctar, y cuando entra en la colmena no altera la cera de los cuadros); estas mariposas emplean las uñas de las patas para desgarrar los panales y poder acceder con la probóscide a la miel. No suele provocar problemas en las colmenas, su exoesqueleto es bastante grueso, por lo que pocas veces muere cuando es atacada por las obreras. La planta huésped preferida por las orugas de esta mariposa es el olivo, y en algunos casos los apicultores pueden encontrar a los animales adultos muertos dentro de las colmenas, debido a los picotazos de las abejas.

La falsa tiña gigante o polilla grande de la cera (Galleria mellonella) es otro lepidóptero que aparece donde existen colmenas. Es una mariposa nocturna de color marrón grisáceo que con las alas extendidas alcanza un tamaño de 20 a 30 mm, la hembra puede poner entre 300 y 600 huevos (agrupados en conjuntos de 30-50 huevos) en las fisuras de la colmena, de los huevos nace una larva que cuando es joven tiene un color blanco grisáceo, pasando posteriormente a tener un color gris y alcanzando un tamaño de unos 2.5 cm, después de unos 18-19 días la larva busca un soporte sólido hilando un capullo de unos dos centímetros de longitud, del que saldrá una mariposa que vive entre 3 y 30 días (las hembras comienzan a poner huevos entre los 4 y 10 días después del nacimiento), si las condiciones ambientales son buenas se desarrollan varias generaciones de forma ininterrumpida.
Es muy temida por los apicultores ya que las orugas se alimentan de la cera de los panales, produciendo una alteración denominada cría pelada.
Las colonias fuertes y bien pobladas se suelen defender fácilmente del ataque de esta mariposa, pero no ocurre lo mismo con las que se encuentran más débiles, pero también puede atacar a las colmenas almacenadas, por lo cual se recomienda que éstas estén tapadas.
Otro lepidóptero que puede atacar a las colmenas es Achroia grisella, denominado vulgarmente polilla menor de la cera, es una mariposa de color gris plateado con la cabeza amarillenta; su tamaño oscila entre los 13 mm de las hembras (pueden poner entre 250 y 300 huevos) y los 10 mm de los machos. Su presencia se detecta por la presencia de galerías en la cera de los panales que contienen capullos de seda en su interior.

A su vez, varias avispas se pueden considerar como verdaderos enemigos de las abejas, entre las especies más dañinas se encuentra el avispón o tabardo (Vespa crabro), este insecto fabrica nidos subterráneos de gran tamaño y puede incluso exterminar colonias enteras.

El coleóptero Protaetia opaca
(Cetonia melicivorus) denominado escarabajo abejero ingresa en la colmena para
alimentarse, su presencia se detecta por la aparición en los panales de surcos
anchos y sinuosos.
La caparazón del que están provistos estos animales impide que las abejas
puedan atacarlos, por lo que en las zonas donde sean muy abundantes se debe
recurrir a la reducción del tamaño de las piqueras.

Intoxicaciones
En algunas ocasiones las abejas se pueden intoxicar si liban néctar que contenga productos tóxicos, como así también se pueden envenenar los animales cuando empleamos de forma inadecuada insecticidas o acaricidas usados para tratar algunas enfermedades. Pero los envenenamientos o intoxicaciones más frecuentes son los provocados por los insecticidas empleados en las prácticas agrícolas, con el agregado que no existen tratamientos y la única acción posible consiste en intentar limitar los daños, trasladando las colonias a un nuevo sector.
Los síntomas producidos por una intoxicación con un insecticida o acaricida son variados, pero se pueden agrupar en los apartados siguientes:
1. Si las pecoreadoras se han intoxicado fuera de las colmenas y mueren antes de regresar, se observa que las colmenas se despueblan sin que existan causas evidentes, además se produce un desequilibrio en el balance cría/obreras, es decir, hay una gran cantidad de cría y pocas obreras para atenderla.
2.
Las pecoreadoras consiguen regresar a la colonia, pero cuando se encuentran
agonizantes son expulsadas, por lo que los cadáveres se localizan en las tablas
de vuelo y en las proximidades de la colmena. En algunos casos el virus de la
parálisis crónica, puede desarrollar una sintomatología similar a la descrita.
3.
El agente tóxico transportado por las pecoreadoras alcanza a todos los
componentes de la colonia, en este caso mueren dentro de la colonia las obreras
e incluso las larvas, pero no se observa ningún síntoma de enfermedad
infecciosa.