Virus que afectan a las abejas Apis mellifera

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Debido a las características similares que presentan muchos de los virus que atacan a las abejas, resulta muy difícil distinguirlos morfológicamente por microscopía electrónica.
Las abejas (Apis melífera) son afectadas por una gran cantidad de enfermedades infecciosas incluyendo virus, bacterias, hongos, protozoos y nematodos. En general, las enfermedades de origen viral no producen signos clínicos en las colonias, por lo que eran poco detectadas. Sin embargo, algunos autores consideran que la inmunosupresión debida a parásitos como el ácaro Varroa destructor induce la replicación viral. Más aún, otros autores relacionaron algunos virus que afectan a las abejas con el devastador Síndrome de Despoblamiento de las Colmenas (SDC). Desde entonces, el papel de los virus en las enfermedades de las abejas es una preocupación creciente, sobre todo teniendo en cuenta su relación con el SDC que diezmó cerca del 25 % de las colmenas en EEUU en la temporada 2006-2007 y fue, en parte, responsable de la disminución del 2 % de la producción mundial de miel esa temporada. En la actualidad, el SDC sigue siendo un problema particularmente en América del Norte y Europa y si bien en Argentina no existen denuncias formales ante SENASA, ya se detectaron casos de mortandad de colmenas en diversos lugares del país, exponen en su trabajo de investigación, y que presentamos de manera periodística, Francisco Reynaldi, Alejandra Larsen y Hernán Squazza.
Características de los virus que afectan a las abejas
Estructura y composición
En la actualidad, hay 24 virus identificados que afectan a las abejas melíferas. Una particularidad de los virus ARN es que muchos de ellos están muy relacionados entre sí, incluso en muchos casos se los considera cuasi-especies y hasta una misma especie viral, lo que reduciría la cantidad a 16-18 verdaderamente únicos.
Epidemiología
La epidemiología de estas infecciones virales resulta muy compleja de estudiar, debido al entramado ambiental en el que se insertan las abejas. Sin embargo, se sabe que un ácaro (Varroa destructor) juega un rol fundamental en la diseminación de la mayoría de estas virosis e incluso algunos virus como el de las alas deformadas (DWV) o Varroa-destructor-Virus pueden replicar dentro de él, transformando a este ácaro en un vector biológico. Además, la detección de algunas virosis en otros ápidos (no abejas) que comparten el mismo ambiente, genera nuevas preguntas para la comprensión de estas infecciones, llevando a las flores a un lugar central en este escenario ya que son visitadas por todos ellos. Este hecho hace muy complejo su estudio y el diseño de medidas de control.
Diagnóstico
Si bien el diagnóstico de algunas infecciones virales como DWV, virus de la cría ensacada (SBV), virus de las celdas reales negras (BQCV) puede realizarse en base a los signos clínicos, existen otras enfermedades que comparten signos clínicos como la incapacidad de volar, arrastrar el abdomen o poseer poca coordinación al caminar, temblores corporales, etc. Por tal motivo, el diagnóstico de laboratorio resulta fundamental. Identificar los virus por microscopía electrónica es muy complejo ya que presentan características morfológicamente similares. Por ello, se han desarrollado otros métodos más sencillos como inmunodifusión, western blot y ELISA. Hasta hace poco tiempo, la inmunodifusión de Outcherlony era la técnica más utilizada debido a su rapidez, relativa especificidad y bajo costo, aunque la gran desventaja que tenía era la baja sensibilidad, lo que imposibilitaba el diagnóstico de infecciones latentes, pudiendo dar reacciones cruzadas entre virus relacionados como el virus israelí de la parálisis aguda de la abejas (IAPV), el virus de la parálisis aguda de la abejas (ABPV) y virus Kashmir de las abejas (KBV). Teniendo en cuenta las posibles co-infecciones virales que ocurren en abejas y sabiendo que las técnicas inmunoserológicas son poco específicas y no permiten detectar infecciones latentes, en la actualidad se prefiere la RTPCR (retro-transcripción-PCR) como la prueba más adecuada para la detección de virus ARN en muestras de abejas ya que los resultados obtenidos son más sensibles y específicos.

Tratamiento y control

Israel y EE.UU son los únicos países que tienen aprobados tratamientos terapéuticos para control de DWV e IAPV, el cual se basa en el uso de ARNi (ARN de interferencia). Esta técnica se basa en el uso de un ácido nucleico que, administrado con el alimento (jarabe de azúcar), introduce pequeñas secuencias de ARN complementarias al virus a tratar. De esta manera, el virus comienza su replicación pero no puede completarla debido a que la ARN polimerasa viral queda «trabada» en el lugar donde se pegó esta secuencia viral interferente.
Respecto al monitoreo de estas virosis, existen dos factores que tiene un papel fundamental:
a. El control del ácaro vector (Varroa destructor) con la finalidad de que disminuya la circulación viral entre colmenas y entre colmenares.
b. El manejo productivo y sanitario de la colonia. Si la infección viral ya está presente, se puede
evitar y/o minimizar la aparición de los signos de la enfermedad, optimizando otros factores
que garanticen el equilibrio de la colonia de abejas, como la alimentación adecuada según
el momento productivo, manejo de los espacios dentro de la colonia y control de otras
enfermedades.

Respuesta inmune
Los insectos entre ellos las abejas, a diferencia de los vertebrados superiores, carecen de
inmunidad adaptativa y en compensación desarrollaron un sistema inmune innato muy adaptado que les permite responder a los patógenos específicos con los que co-evolucionaron. El estudio del sistema inmune de las abejas, se basa en el sistema inmune de vertebrados superiores, así como de aquellos insectos utilizados como la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster y el mosquito Anopheles gambiae).
El estudio de la composición, estructura y función del genoma de Apis mellifera, permitieron
conocer y predecir los componentes del sistema inmune, receptores de reconocimiento, efectores y vías implicadas en la defensa frente a infecciones.
Tiene menos genes relacionados con el sistema inmune, con proteínas de la cutícula y receptores de la degustación que los dípteros, en contraste con una mayor cantidad de genes que codifican receptores del olor y otros propios para la utilización de polen y néctar. A. mellifera presenta un tercio de sus genes relacionados con el reconocimiento y señalización de los efectores inmunes. Esta disminución de genes estaría compensada por la inmunidad social, la cual se caracteriza por diversos mecanismos de defensa propios de las abejas que determina el comportamiento cooperativo de la colonia. Algunos de los mecanismos más comunes son la fiebre social, el acicalamiento, el comportamiento higiénico, la recolección de propóleo y el canibalismo de la cría, entre otros. Estas particularidades postulan a la inmunidad social como una estrategia de defensa que en gran medida disminuye la presión sobre el sistema inmune del individuo, dando como resultado un menor número de genes destinados para la defensa contra la infección.
Por las características de estos insectos (vida media corta, tamaño pequeño) y la falta de
disponibilidad de líneas celular para su cultivo in vitro, el estudio del sistema inmune de las abejas se basa en la búsqueda de genes homólogos a componentes del sistema inmune innato de otros organismos vertebrados e invertebrados. En base a esto, si un gen está presente en vertebrados e invertebrados, es muy probable que exista en las abejas. De este modo, se está completando el rompecabezas de su sistema inmune, aunque todavía faltan muchas piezas por descubrir.
El sistema inmune de las abejas tiene la misma secuencia de eventos que el sistema inmune
innato de los vertebrados, activación de las vías de señalización y síntesis o activación de efectores solubles o celulares respectivamente.