Para qué y cómo criar zánganos en la apicultura

Durante la temporada de apareamiento, se necesitan una gran densidad de zánganos maduros y de calidad en las áreas de las estaciones de apareamiento, para garantizar el éxito de la fecundación
Cuando se habla de reproducción programada en apicultura, se piensa generalmente en criar reinas de alta calidad. Sin embargo, tan importante como tener buenas madres es tener buenos padres. Por eso, cada vez es más frecuente la cría de zánganos.
El éxito en la apicultura se basa, sobre todo, en la buena genética. Tener reinas que transmitan a su descendencia factores como la productividad, la resistencia a enfermedades o la baja tendencia a enjambrar es fundamental en una explotación apícola actual y moderna. Sin embargo, pocas veces se piensa que una parte fundamental de la genética no depende de las reinas, sino de los zánganos.
Si se trabaja con reinas de alta calidad, pero los zánganos con los que se aparean son de líneas genéticas pobres, buena parte del esfuerzo de selección se perderá o se arruinará. Para evitar estos problemas, los criadores y los apicultores más avanzados trabajan con zánganos de alta calidad seleccionados. Para disponer de ellos, practican la cría de zánganos.
En este artículo, analizamos estas técnicas y estrategias.
1 – Zánganos: qué son y cuál es su misión en la colmena
Como todo apicultor conoce, el zángano es el macho de las abejas. Sin embargo, no todo el mundo sabe algo muy particular de estos insectos: no tienen padre, pero sí tienen abuelo. Esta curiosidad se debe a la llamativa forma que tienen las abejas de reproducirse: la partenogénesis.
Esta palabra de origen griego significa “nacido de una virgen” y, de alguna forma, explica lo que sucede con los zánganos: nacen de huevos sin fecundar, sin material genético procedente de un padre.
Para que nazca un zángano, la reina debe poner un huevo sin fecundar, una célula reproductiva que solo contiene el material genético de la madre (y, por tanto, del que fuera su padre, abuelo del futuro zángano).
Si la reina quiere poner huevos de obrera, toma un espermatozoide de los que guarda en su espermateca (la llena en el vuelo de fecundación) y fecunda con él una célula, un huevo. El resultado, 21 días después, será una obrera. Pero cuando el huevo no lleva espermatozoide, nacerá un macho en 24 días.
Zánganos: una vida sencilla
En una colmena normal y en circunstancias naturales, los zánganos aparecen a principios de la primavera, cuando el campo empieza a mostrar su fortaleza y las abejas sienten que serán necesarios los zánganos para fecundar a nuevas reinas y desencadenar el proceso de la enjambrazón.
Las reinas ponen entonces varios cientos de huevos de zángano, unos pocos miles durante la temporada. Lo hacen generalmente en las zonas bajas de los panales, en esquinas y rincones acondicionados para tal fin. Las celdas de zánganos son mayores que las de abejas obreras, y muestran un característico abultamiento que las hace muy reconocibles.

Una vez que nace, el zángano inicia una vida muy sencilla. No será fértil hasta 12 días después de nacer, con lo que pasa sus dos primeras semanas reconociendo el terreno y poco más. Hay investigadores que consideran que los zánganos cumplen alguna misión en el acarreo de agua a la colmena, o en las tareas de ventilación. Sin embargo, la mayor parte del tiempo, simplemente no hacen nada en especial.
Cuando llega su etapa fértil, los zánganos buscan en las inmediaciones reinas vírgenes que salgan a volar en sus vuelos de fecundación. Guiados por las feromonas de la reina, decenas o cientos de zánganos compiten por aparearse con cada joven reina, pero solo unos pocos lo consiguen. Y lo pagan caro: mueren tras la fecundación.
Para la mayoría de zánganos no habrá oportunidades. A medida que acaba la temporada y el campo ofrece menos alimento, las obreras empiezan a deshacerse de ellos: les niegan la entrada a la colmena y dejan que mueran de frío en el exterior. En invierno, no habrá ninguno para que no consuman provisiones vitales para la colonia.
2 – Cómo se crían los zánganos
En el sistema de cría natural, las reinas se aparean con zánganos que van encontrando en la zona. Esos machos pueden ser de alta calidad, pero también pueden aportar material genético malo. La forma de controlar esto es contar con machos de alta calidad y utilizarlos en la fecundación. Es decir, es necesaria la cría de zánganos.
Para criar zánganos, el proceso es parecido al de cría de reinas. Empieza por la selección de la genética que se quiere reproducir, lo que pasa por un proceso de observación. El apicultor debe saber cuáles son las mejores colmenas, las más productivas, mansas, limpias, resistentes a enfermedades… Con esos datos, seleccionará las reinas más interesantes para producir tanto nuevas reinas, como zánganos.
Una vez seleccionada la colmena, hay que obligar a la reina a poner huevos de machos, algo que no siempre es fácil. Sabemos que una colmena fuerte producirá zánganos de forma natural, y que lo hará en aquellas zonas de los panales en que encuentre mayor comodidad para desarrollar las celdillas de zángano. Y las abejas nos dan pistas: a menudo construyen panales en huecos(debajo de alimentadores, sobre los cabezales de los cuadros, en un hueco entre cuadros…) y esos panales nuevos los utilizan, sobre todo, para cría de zánganos. Es decir, necesitan un patrón de construcción especial, panales específicos.
Por tanto, siguiendo esa pista, se trata de suministrar a la colmena panales pensados para facilitar la tarea de criar zánganos. Para ello, se utiliza cera estampada especial, con celdillas de 7 milímetros, justo lo que hará que las obreras construyan celdas de zángano y las reinas pongan los huevos necesarios.
Así, se introducen uno o dos panales con esas celdillas en la cámara de cría y se deja que las obreras estiren las celdas. El mejor momento para hacerlo es a principios de temporada, cuando de forma natural empiece la cría de zánganos. Es importante también hacerlo de tal forma que esos machos que se van a criar coincidan en el tiempo con las reinas a las que tendrán que fecundar.
Lo ideal es realizar este proceso en varias colmenas con reinas de gran calidad. Así, en unas semanas, se contará con muchos miles de zánganos capaces de transmitir buena genética.
Sin embargo, en el apiario habrá otras muchas colmenas produciendo zánganos de menor calidad. La solución será eliminarlos: se instalan cazazánganos en las piqueras de las colmenas para atraparlos y evitar así que puedan fecundar a las reinas vírgenes. Los cazazánganos son trampas que se colocan en las piqueras y atrapan a los zánganos. En uno o dos días se eliminarán todos los del colmenar, quedando solo aquellos que se consideran de alta calidad.
3 – Cría de zánganos y fecundación de reinas: estaciones y saturación
Una vez que ya se han logrado los zánganos deseados, se trata de utilizarlos para fecundar las reinas que se han criado. Para ello, hay dos estrategias principales, la fecundación artificial y la saturación.
Fecundación artificial de reinas (por acá poner foto)
La cría de zánganos selectos permite disponer de machos idóneos para fecundar las reinas a través de técnicas instrumentales. Es lo que se denomina fecundación artificial.
Con esta técnica, se toman los zánganos necesarios para fecundar a cada reina (un mínimo de diez por cada madre) y se les extrae el esperma. Después, con el instrumental adecuado y mucha experiencia, ese semen es inyectado en la espermateca de las reinas, que quedan así fecundadas con la garantía de que reciben solo esperma de zánganos seleccionados por sus buenas cualidades genéticas.
Saturación de zánganos
La otra forma de emplear los zánganos es en fecundación natural, dejando que salgan a volar y se encuentren con las reinas vírgenes. Por supuesto, esto tiene el riesgo ya comentado: si en la zona hay otros zánganos, no se podrá controlar que el apareamiento de las madres se produzca con los machos seleccionados. Por tanto, hay que “saturar” la zona.
La técnica de la saturación consiste en crear estaciones de fecundación: son colmenares compuestos por núcleos de fecundación que se ubican en zonas alejadas de otros apiarios. En esos lugares se colocan también las colmenas que producen zánganos seleccionados, de forma que, en un área muy amplia, las reinas no encuentren más machos que aquellos que el apicultor ha seleccionado. De esta forma, se garantiza que la fecundación se lleva a cabo con la genética deseada.
Sin embargo, este método tiene fallas. Es complicado encontrar un lugar lo suficientemente aislado como para asegurar que no habrá otros zánganos. Por tanto, será necesario probar la ubicación previamente: para ello, se llevarán colmenas con reinas vírgenes y se dejarán en la zona, sin las colmenas productoras de zánganos. Si pasadas unas semanas no se han fecundado, es que la ubicación es correcta.
Aun así, con la saturación tampoco se logra una fecundación totalmente dirigida: eso solo se conseguirá trabajando con las técnicas de inseminación artificial previamente descritas.