Drástico descenso de la producción de miel

Si hace unos años una sola colmena producía cien kilos de miel, este año, apenas serán cinco. La sequía está detrás del descenso de la producción, se estiman unas pérdidas medias del 80 por ciento.
Todavía no hay datos totalmente oficiales, pero ya se puede calificar de mala o muy mala la temporada apícola 2023 en España. En general, salvo zonas muy puntuales, las cosechas de miel y polen han sido pequeñas, con fuertes pérdidas en muchas regiones y comarcas tradicionalmente apícolas.
Lo cierto es que el año 2023 ha estado lleno de dificultades para los apicultores. Empezó con una situación de fuerte crisis heredada de 2022. La situación se volvió crítica con un invierno de 2023 extremadamente seco en la mayor parte del país. Apenas nevó y las lluvias, muy escasas e irregulares, no pudieron mitigar la sequía, dejando los embalses en mínimos históricos.
Después, una primavera seca desembocó en un verano durísimo, con varias olas de calor seguidas y una sequía cada vez más profunda. Otra vez, incendios forestales como el de Tenerife, castigaron a los apicultores. El final de la temporada apícola 2023 en España llega con un sector muy dolorido y frágil, incapaz de frenar a la varroa y a la velutina y obligado a invertir en alimentación para que las colmenas lleguen fuertes a la próxima campaña.
A esto hubo que sumar la crisis producida por la guerra de Ucrania, que se tradujo en precios más altos para los insumos, especialmente los combustibles, una inflación galopante y escasez de materias primas y de equipamiento como los envases de vidrio.
Los apicultores españoles apenas pueden competir con las mieles que llegan de países de fuera de la Unión Europea, especialmente China. Son mieles de baja calidad, a menudo llenas de pesticidas o antibióticos, que logran entrar en España disfrazadas de mieles europeas a través de fraudes como la triangulación de la miel.
Un otoño prometedor
Pese a todo, los apicultores españoles no se rinden. Miran a las previsiones climatológicas y otean un otoño lluvioso que puede traer un invierno húmedo y no demasiado duro, justo lo que el campo necesita para que la campaña apícola 2024 arranque con fuerza en la próxima primavera.
En las regiones del sur, por ejemplo, los apicultores ya están preparándose para hacer los primeros núcleos de la temporada, lo que indica que las lluvias otoñales han aliviado su situación.
Principales zonas productoras
Algunas grandes zonas de producción ya han dado la voz de alarma. Es el caso de Extremadura, uno de los grandes bastiones de la miel en España. Allí, sus apicultores califican la cosecha como “la más baja desde que hay registros”.
Según la organización UPA-UCE Extremadura, el año apícola ha sido “catastrófico”, puesto que la sequía que se arrastra desde 2021 ha hecho que el invierno y la primavera sean especialmente adversos, sin apenas floración.
A esta mala situación se suma la fuerte mortandad de colmenas, castigadas por la falta de alimento en el campo y la proliferación de enfermedades como varroa. Los productores también denuncian la competencia de mieles de otros países a precios muy bajos, cuando a los extremeños les cuesta más de 3 euros producir un kilo de miel.
Otra comunidad autónoma con gran peso en el mercado de miel es Andalucía. Cinco mil explotaciones, 600.000 colmenas y mil familias andaluzas están implicadas en la producción de miel y otros derivados. Esta campaña puede ser peor que la anterior, no llegarían a los 7 o 10 kilos de media de las tres últimas campañas.
La trashumancia es cara y aporta poco. No hubo agua por ninguna parte. Apenas hubo primavera, el calor quemó la flor, las lluvias de mayo y junio permitieron la supervivencia de estos colmenares, pero no la producción de miel. En definitiva, la apicultura trashumante tampoco ha resultado rentable.
En algunas comarcas del sur de Andalucía se extiende desde hace algunos años el avispón oriental (Vespa orientalis) otra avispa exótica que ha llegado de Asia y que destruye rápidamente las colonias de abejas.
Otra región de fuerte impronta apícola es Guadalajara, para los apicultores el golpe ya se anticipó a la primavera de este año. La primavera fue desastrosa porque el invierno ha sido muy seco, hizo mucho calor en marzo y abril y la flor tanto del romero como del tomillo se fue enseguida y tenía poco néctar, por lo que se puede decir que se ha producido nada.
El verano tampoco supuso una alegría: hasta cuatro olas de calor han soportado este año en el interior, el levante y el sur de España, con lo que la sequía acumulada no ha hecho más que acentuarse, castigando a las mieles de verano y principios de otoño, como las mieles de bosque y mielada.
En el norte la sequía. El resto de la Cornisa Cantábrica sufrió más las malas condiciones meteorológicas. Tras un invierno y una primavera muy secos, las lluvias de julio dificultaron la tarea de pecoreo de las abejas. A esto hay que sumar también el daño causado por la velutina, especialmente en las zonas costeras.
Las autoridades competentes de nuestro pais( ARGENTINA). No tienen ningun interes por esta hermosa actividad ,la cual es representada por 19000 productores ,